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Arboles muertos y mucha tinta

El doble de Tarzan

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TARZAN Y EL LEON DE ORO (Tarzan and the Golden Lion, 1922-23)
Autor: E. R. Burroughs
Serie: Tarzan nº 9
Edita: Gustavo Gilli, Barcelona, 1967

Uno de los clisés más usado en algún relato es la aparición del doble malvado, del "evil twin" que le dicen los gringos. Y por supuesto Tarzan no podía evitar el clisé...
Todo comienza con una expedición preparada para entrar a Opar, la fabulosa ciudad escondida donde Tarzan cada tanto se lleva "prestado" su buena cantidad de oro para mantener su tren de vida en sus posesiones africanas (es evidente que la selva te enseña muchas cosas... excepto administración contable). Los que la preparan tienen una idea perfecta para que no los molesten en el camino: conseguir a alguien que se haga pasar por Tarzan. Y para eso consiguen a un actor llamado Estaban Miranda, que tranquilamente puede pasar físicamente por Lord Greystoke. Así terminan yendo a Opar, donde usando el viejo truco del somnífero en el café (que es le único vicio que parece tener tarzan, al menos de acuerdo a la novela) dejan maniatado al verdadero Tarzan.
El problema es que justamente en ese momento hay un complot en Opar: el sumo sacerdote , que quiere sacarse de encima a la Sumo Sacerdotisa y reina de la ciudad, La y nada mejor para eso que obligarla a sacrificar a Tarzan. Es que La lo ama definitivamente y ya fueron dos veces antes que lo salvó del sacrificio. Y el sacerdote, al ver a Tarzan atado, lo lleva al a ciudad y pone en obligación de sacrificarlo a La. Que ve como única opción liberarlo y huir al Valle de los Diamantes, un lugar donde nadie de Opar va porque alí vive una temible civilización de gorilas inteligentes, con imperio y esclavos negros incluidos.
A todo esto sumen al león de oro del título, criado de cachorro por Tarzan y que se larga a perseguirlo.
La historia correrá entonces por dos caminos: por un lado todo lo que hará Tarzan para liberar a los negros del Valle de los Diamantes del control de los gorilas y, luego, para reinstalar en Opar a La. Por otro, las vicisitudes de los exploradores para robarse le cargamento de oro que había lograod sacar Tarzan de Opar, usando como herramienta a Estaban Miranda, una versión codiciosa del Rey de la selva, que huele bastante a sutil pateadura de Burroughs a las versiones tarzanescas que había hecho hasta el momento Hollywood. El resultaod final es sumamente entretenido, con momentos de imaginería visual muy buenos, personajes sutiles (el grupo de expedicionarios dispuestos a robarse le oro es relamente demasiado bueno para desaprovechar, una colección de granujas que han mordido más de lo que pueden mascar) y una narración enrevesada y que termina convertido casi en una comedia de enredos (¿ese es Tarzan o su copia? ¡nadie parce saberlo hasta el final!) que, en manos de alguien medianamente inteligente se podría convertir en una parodia brutal del personaje...
Esta es la última novela de Tarzan que he obtenido, y la verdad la que más me entretuvo. Las hay más importantes en le ciclo y hasta mas brillantes como producto final. Pero como diversión pura y dura, como montaña rusa narrativa, esta fue absolutamente disfrutable. Historias como esta deben ser las que han conseguido que Burroughs y su personaje se mantengan en la existencia colectiva aún hoy día.

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